viernes, 15 de mayo de 2009

llo-viendo

Encuentro la felicidad en el tiempo perdido, en el espacio insospechado de lo cotidiano, en el día que se nubla, que se adorna con la tenue lluvia, que ni moja ni hace frio, sólo alegra.

Y todo esto no tendría sentido sin la imagen del ser que con sólo su presencia el pecho se reverdece con jardines aterciopelados y llega hasta el estomago como briza de madrugada, que hace revolotear a las mariposas que plácidamente esperan por algo así.

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